Esta entrada llega un poco más tarde de lo acostumbrado, pero como se suele decir, más vale tarde que nunca. Han sido días frenéticos de trabajo y complicaciones personales, pero al fin he sacado un hueco para escribir sobre mis vivencias en el evento de la ciudad que me vio nacer y empezar a editar los vídeos de las luchas, que también se publicarán en breves.

Este ha sido el primer año, desde que fundé Lucius en el que participaba con una actividad propia, los Juegos Píticos de Lugo. Esta actividad ha sido un rescate de las disciplinas deportivas que se llevaban a cabo en los Juegos Píticos originales, en Delfos. Os estaréis preguntando, seguramente, que hace esto en medio de una web dedicada ÚNICA y exclusivamente a la gladiatura, y lleváis razón en extrañaros. Esta actividad ha sido gestionada por Lucius pero, aún así, no es propiamente Lucius, si no un proyecto paralelo llamado Agón, formado y potenciado por una parte importante de la gente que compone Lucius. De este nuevo proyecto, oiréis hablar y lo presentaré en condiciones a lo largo del año. De momento hago la mención aquí y la explicación de por que parte de Lucius: Agón no pretende solo retomar las prácticas deportivas de la antigüedad, si no la filosofía de vida que las acompañaba, el concepto propio de Agón, de ser la mejor versión de uno mismo, y representar a su lugar de origen, ser útil no solo a uno mismo, si no a su comunidad, a través de la competición y el progreso personal que esta trae, cuando esa competición es contra uno mismo, en realidad. Y es en ese punto, en esa dosis de espiritualidad surgida del deporte, donde conecta con Lucius y, por eso, pese a ser proyectos que se diferenciarán con plataformas y espacios distintos, ha nacido del corazón de Lucius.

Dicho esto, me centro en la gladiatura, que en la ciudad de Lugo, como no, está representada en nuestros hermanos italianos de Ars Dimicandi, con los que hemos tenido el placer de compartir, de nuevo, unas vivencias muy preciadas. El viernes a la noche organizamos una caena libera, cena que tenían los gladiadores el día antes de la lucha, donde a parte de degustar diversos platos romanos preparados por uno de nuestros gladiadores, tuvimos un ambiente íntimo en el que filosofar, intercambiar impresiones y hablar de proyectos comunes que nos auguran un futuro mejor de lo esperado cuando echamos a andar este proyecto. También tuvimos nuestro pequeño momento ritual, donde las chispas y la llama de la que proceden auguraron un incendio futuro. A muchos esta última frase os sonará a chino, pero para quien está en la frecuencia adecuada, significará mucho, y hasta ahí puedo leer.

Sábado por la mañana todos estuvimos ocupados con la actividad de Agón, pero una vez llevada a cabo, compartimos casi todo el arde lucus con Ars Dimicandi, queriendo destacar en especial tres momentos MÁGICOS.

-La lucha de Caelia y Rutilia, dos gladiadoras de Ars Dimicandi a las que llevo años viendo luchar, y a las que he tenido la suerte y el honor de disfrutar de su primer combate como veteranas entre ellas, vistiendo el blanco y el negro respectivamente. Para quien no vive esto como nosotros, quizá sea un hecho sin más, pero para la hermandad surgida entre nosotros, ha sido un momento muy emocionante.

-El estreno de Hermes en Lugo, luchando contra un gladiador de Ars Dimicandi. Sin duda es un orgullo ver como alguien que hace apenas un año descubrió la gladiatura, ha entrado tan de lleno en nuestra filosofía, demostrando una habilidad ya no solo técnica, si no de espíritu increíble. Ojalá vuelva a ver un progreso tal en mi vida, pero es un rara avis, de esas cosas que pocas veces en la vida llegas a ver. La gratitud de que esta excepcionalidad pasase en mi casa, es algo por lo que siento tremenda gratitud.

-Por último, y hecho con todo el propósito, por ser el momento más especial de todos ellos: el resurgir del Titano. Nuestro Marcos, Caesus, a los que nuestros hermanos italianos apodaron cariñosamente «Titano». Una persona ejemplar, de las que tienen una bondad que no les cabe en el corazón, y que nos demostró a todos como se puede llevar a la vida la filosofía que hemos aprendido en la gladiatura «cadere et surgere». Verlo luchar se convirtió en un grito liberador que solo escucharon las orejas que entendían que allí no había una pelea física, pese a los golpes, si no emocional. Si se puede definir la sanación del alma en una imagen, es esta. Gracias por compartir este momentos con nosotros, Titano.

 

 

Foto de portada y de cierre de Sara Martimarga «Capturando Momentos»