Fernando Lillo Redonet, colaborador del proyecto, es Doctor en Filología Clásica, ejerciendo como profesor en un instituto de Vigo, donde combina su trabajo con su pasión por el mundo antiguo (y por los gladiadores). Autor de varios libros como «Gladiadores: mito y realidad» o «Un día en Pompea» y diversos materiales didácticos relativos al mundo de estos luchadores la antigüedad, ejerce una tremenda labor divulgativa de cara al público más joven, siendo esta una empresa encomiable. Es por ello que hoy lo entrevistamos en nuestro Blog.
Bienvenido Fernando ¿Qué tal estás?
Por aquí todo bien Javi
Me alegra oírlo Fernando. Como es costumbre, lanzo la pregunta de apertura de todas mis entrevistas: ¿Cómo surgió tu interés en la gladiatura?
Empecé a aficionarme a los gladiadores gracias al cine de romanos. Cuando era adolescente vi Espartaco (S. Kubrick, 1960) en un reestreno en pantalla grande y quedé fascinado. Luego vinieron mis estudios de Filología Clásica en los que siempre me interesó la vida cotidiana y el mundo de los gladiadores. Con la lectura de monografías especializadas y de textos literarios y epigráficos pude ir conociendo mejor el tema y darme cuenta de la cantidad de tópicos que circulaban (y circulan) sobre él. Lo mejor fue introducirme a fondo y comprobar que en los últimos 50 años la percepción y la investigación sobre la gladiatura han cambiado sustancialmente. Continuamente aparecen nuevos hallazgos arqueológicos y textos epigráficos que van completando lo que sabemos sobre los gladiadores, siendo mucho lo que nos queda todavía por saber.
¿Por qué decidiste dedicarte a la educación?
Siempre sentí el deseo de comunicar lo que iba conociendo y de aprender de mis alumnos. Ya lo dice el dicho latino: dum docent, discunt, “mientras enseñan, aprenden”. Yo intento dar lo mejor de mí, pero recibo cien veces más de lo que doy.
¿Crees que los jóvenes de hoy en día sienten curiosidad o motivación por la historia?
Estoy seguro de ello y tengo multitud de pruebas que lo confirman. Un joven sin tradición, sin saber qué ha sucedido antes de su existencia, es una persona sin raíces y sujeta al vaivén de lo fugaz e inmediato. Lo que más valoro en mis alumnos, más allá de que consigan saber los rudimentos del Latín y el Griego, es la curiosidad que muestren ante estas lenguas y su cultura. Siempre les digo que si no son curiosos, es como si estuvieran ya muertos.
¿Cómo crees que es el modo más adecuado de acercar la historia con éxito a un público adolescente?
La Historia tiene que ser vivida para que guste. Los alumnos deben poder “tocar”, en este caso el Mundo Antiguo, a través de sus lenguas y de sus restos. Siempre deben presentarse los contenidos como algo en conexión con el mundo actual, bien para saber que en el Mundo Clásico está la fuente de casi todo (todos somos griegos y romanos), bien como contraste con el presente en temas como la evolución de la democracia, la progresiva libertad de las mujeres, la actitud ante la naturaleza u otros temas de candente actualidad.
¿Cómo fueron los primeros talleres de gladiadores que organizaste en tu instituto?
En cuanto comprobé que me hacían más caso si les llevaba una reproducción de un casco de gladiador en lugar de ver un documental, me di cuenta de la importancia de la recreación histórica. En mi caso pretendo mostrarles el mundo gladiatorio haciendo que ellos mismos se conviertan en gladiadores de un ludus imaginario, haciendo el juramento, “entrenando”, conociendo los diversos tipos de gladiadores y representando un espectáculo con las parejas más habituales. Algunos actúan como gladiadores, otros son el público, pero todos participan en la experiencia, que luego se amplía con la lectura de textos en latín o con elaboración de lucernas e inscripciones de tema gladiatorio. Primero contaba con un presupuesto muy pequeño, pero pronto he ido ampliando enseres y sobre todo proponiendo que ellos mismos fabricaran algunos elementos.
¿Qué opinas de la situación actual de la divulgación de la historia en general, y de los gladiadores en particular. ¿Es escasa, hay una atención importante? ¿Está bien llevada a cabo, debería mejorar?
Cada vez hay un mayor interés por la divulgación histórica. Solo hay que observar la cantidad de revistas sobre temas históricos en los kioskos, los numerosos ensayos, unos más divulgativos y otros más especializados, y la casi sobresaturación de novelas históricas. De igual modo han crecido exponencialmente los grupos de recreación histórica romana no solo militar, sino también civil, religiosa y gladiatoria. Lo que antes era habitual en el extranjero, lo tenemos ahora mismo en España con alta calidad en muchas ocasiones. Noto que estos grupos tienen cada vez más mayor preocupación por documentarse y acudir a fuentes fiables y a los especialistas que afortunadamente no faltan en nuestro país.
¿Que opinión te merece la práctica actual de la gladiatura?
Hay que distinguir en el gusto que tienen algunos por su práctica deportiva en sí misma y el objetivo, casi siempre unido a este placer, de divulgar lo practicado. Las personas que he conocido en este ámbito, son no solo entusiastas del deporte, sino también del mundo romano, y muestran un interés en seguir formándose en los aspectos que todavía puedan desconocer y en ir aprendiendo unos de las experiencias de otros.
Y por último ¿Qué echas en falta o que te gustaría que existiese o se hiciese hoy día con respecto a la gladiatura?
Me gustaría que se siguiese en la línea del máximo rigor histórico posible. Sabiendo siempre que es imposible saberlo todo acerca de la gladiatura y que las investigaciones están en constante revisión y a veces los especialistas no coinciden plenamente en sus conclusiones. Entiendo también que muchas veces, al presentarse ante un público no especializado, algunos grupos priman más la espectacularidad de las luchas que las posibilidades reales de las diversas armas ofensivas o defensivas. No es fácil presentar combates creíbles, sobre todo porque siempre deben tenerse en cuenta las medidas de seguridad pertinentes. Con todo, insisto en que la calidad de muchos grupos es muy buena y sobre todo que noto un constante intento de ir mejorando día a día. Como latinista me gustaría, además, que procuraran cuidar las frases en latín con una pronunciación y acentuación correcta. Y si se desconoce, aquí estamos los especialistas siempre dispuestos a colaborar con gente tan apasionada.