Han pasado un poco más de 24 horas desde que salimos de Mérida, y he venido pensando en muchas cosas, principalmente para bien. Ha sido un evento que llevo tiempo planeando en mi cabeza, por nuevas ideas y un toque especial que he querido darle este año a todos los eventos en los que participemos. Pero no solo en eso he pensado, si no en todos los cambios, idas y venidas, de este año, que ha sido un poco caótico en cuanto a organización, pero tengo la fe de que ha sido por ser un año de cambio de formato logístico y que a futuro, es un cambio para bien.

Os haré una breve «reseña» dividida en dos partes, primero hablaré de la organización y logística de este año. Luego del planteamiento del evento, y por último, del porqué del título de esta entrada.

Al lío:

Este año la organización del Emérita Lúdica apostó por un modelo distinto al de anteriores ediciones. Un modelo, según mi criterio, mucho mejor. Tiene sus contras, como que pasa todo el peso de la organización de alojamiento y comida a los recreadores, que deben asumir el costo por adelantado (para cobrarlo pasado un tiempo de la fiesta), y sus pros, como que todo el control pasa a estar en las manos del recreador, evitando encuentros poco agradables entre espectativas y realidad. A mi personalmente, que escojan por mi donde como y donde duermo, nunca me gustó. Prefiero este modelo y aplaudo la decisión. Trae también más trabajo de presupuesto y puesta en valor de su trabajo por parte del recreador, y de afinar qué actividades quiere y cuales no por parte del ayuntamiento, pero esto lo veo bien también. Cuando cada actividad tiene un precio más allá del bocadillo y el albergue, se revisa más la actividad, el gasto que acarrea y lo que aporta a la ciudad y al evento. Esto ayuda a que el que ofrece intente cada vez más aumentar el valor de su producto y el que demanda no se conforme con cualquier cosa. Al menos, yo confío en ello y tengo muchas esperanzas puestas a futuro.

A nivel organizativo, este cambio trajo caos, el caos fruto del cambio y que acabará por estabilizarse más pronto que tarde. Al menos esa es mi lectura, que puede ser tan acertada como errónea. El caos lo he visto en los tiempos antes (a 15 días del evento había muchas cosas sin cerrar) y durante (retrasos en las actividades, materiales y publicidad fallida de grupos y actos) el evento, aquí hay margen de mejora, tocará evaluación de luces y sombras y propuestas de mejora. Sinceramente, confío en que este año, es el año cero de una serie de cambios para bien.

De nuestro acto estoy muy contento en general con el resultado, nos falló la iluminación, que no estaba (o no como se había solicitado en inicio) y que finalmente pudo ser gracias a la gestión in situ de Carolina, a la cual quiero agradecer personalmente desde aquí el cable que nos echó para poder tener luz al caer la noche. También tuvimos un retraso en la hora de inicio, no sé aún muy bien porqué. Pero como digo, en términos generales, MUY contento.

Si pasamos a la gladiatura en si, este año ha sido muy especial. Desde principios de año he trabajado en una vuelta de tuerca más en como divulgar la gladiatura. Este año quise hacer incapié en el rito que supone, en su vínculo con lo funerario, en lo especial de pensar en la ofrenda que el gladiador hace, y olvidarse de la dicotomía victoria-derrota, para centrarse en la narrativa del camino del héroe. Al final el objetivo se consiguió, pero no sin salvar dificultades. A pesar de todo el esfuerzo puesto, el mensaje previo al evento no quedó claro entre todos los gladiadores, y hubo quien se salió bastante de la idea, para presentar la gladiatura como un espectáculo socarrón y cómico (idea perfectamente válida para quien guste, pero que no tenía cabida en el planteamiento que desde Lucius pusimos en práctica). Pasados estos momentos, y solucionados los incidentes técnicos, pudimos sacar adelante la idea con la que viajamos a Mérida: emocionar al público.

No quiero desvelar demasiado, para dejar a quien nos pueda ver a futuro, disfrutar la experiencia sin spoilers, pero os puedo adelantar y resumir, que la idea fue vincular de manera directa nuestro espectáculo y el mundo funerario, trayendo de vuelta la idea original romana: ofrecer el sufrimiento de los luchadores a sus antepasados, para facilitarles el viaje al otro mundo. Todos tenemos algún ser querido que se nos ha ido. De la mejor manera que hemos podido, hemos luchado por esas personas especiales del público y de los propios recreadores, evocando el propósito original y primigenio de la gladiatura, llevando la emoción y el sentimiento a la arena, llevando la ofrenda a la realidad, y elevando el combate a rito.

Que sepáis que os vieron, y estuvieron con vosotros en esa misma arena, a vuestro lado, agradeciéndoos el ser parte, y el rendirles tributo.  Y por eso os emocionasteis, público, por eso llorasteis.