Una de las ideas que tuve cuando creé Lucius, fue acercaros no solo artículos o luchas, si no también visitas culturales que hiciese en relación a la gladiatura. Hoy es el día en el que os traigo el primero de esos reportajes de visitas culturales. Y menudo.

Os contaré que este es uno de esos viajes soñados. Cuando anunciaron la muestra ya a finales de 2019, tenía en mente organizar un viaje allí. Pero el COVID, como no, lo retrasó todo. El caso es que tras el Emérita Lúdica, hablando con mis colaboradores, pero antes amigos, Juan y Fernando, le pusimos fecha para materializarlo por fin el día 13 de noviembre. Ha sido una paliza de viaje, ya que había que ir a Italia, pero el tema del trabajo limitaba bastante el tiempo, así que Fernando y yo, norteños los dos, nos subimos al coche un viernes, para llegar a Madrid y descansar allí antes de coger el vuelo. Bueno, descansar y celebrar: unas pintas para festejar la feliz reunión y el emocionante viaje que estábamos apunto de iniciar.

Nótese la maravillosa camiseta que llevo del entrenamiento nacional de Madrid.

 

La verdad es que por ganas, nos tomaríamos alguna más, pero había que ser prudentes. Dormimos algo más de 5 horas y nos desplazamos al aeropuerto, ya que a eso de las 9:30 había que estar haciendo cola para subir al avión que nos llevaría a nuestro particular paraíso de fin de semana. El viaje transcurrió hablando de esto y de aquello pero siempre centrados en la gladiatura(o eso me dijeron Juan y Fernando, por que yo me dormí al poco de sentarme, soy de sueño fácil).

 

Nada más bajar del avión nos dirigimos al hotel, maravilloso hotel (MAMO al museo, por si os interesa para alguna vez), que estaba a escasos 200 metros del museo. EL anfitrión, Marcello, era una persona muy agradable y que se preocupó mucho por nosotros. Fijaros el detalle, que el desayuno estaba incluido, pero era de 8 a 10 de la mañana, pero nosotros nos íbamos a las 7:30, y nos dejó un paquete en nuestra habitación igualmente y una nevera portátil para que pudiéramos al menos, comer algo. Fue una verdadera pena perderlo por media hora, por que la experiencia me dice que un desayuno preparado por un italiano, es un auténtico manjar (ya solo por el café, que es un verdadero arte en el país de la bota).

 

Tras un rápido check-in, nos fuimos a comer a la cafetería Insolito, donde tienen unas pizzas de escándalo (si vais alguna vez, no dejéis de probar la «montanara», es un auténtico orgasmo culinario), para comer también rápidamente, para poder aprovechar la tarde, que es lo que nos interesa aquí. La verdad es que ya antes de llegar estábamos ilusionados como niños. Se puede ver en nuestra cara en esta foto, a escasos metros de la entrada, y antes de ver nada.

 

¿Os acordáis de cuando erais niños, aquella sensación cuando os ibais de excursión con el colegio? Pues igualito. Pero…ay! amigo. Lo mejor estaba por llegar, y es que nada más pasar la puerta, nos encontramos esta maravilla ¿Podéis imaginaros como se siente uno ante tal espectáculo para los ojos?

La verdad es que a mi se me encogió el corazón, y no exagero nada. La pasión que siento por este mundillo, difícilmente se puede comparar a cualquier otra cosa en mi vida. Yo sabía que me iba a emocionar la exposición, pero una vez que te ves delante de una pieza que has estudiado en libros, visto mil veces en diferentes foros de internet, sobre la que has debatido, la que has usado para artículos, incluso para entrenar (eso de sacar movimientos y demás)…toda palabra es poca para describir ese momento.

 

Quizá esta fue una de las piezas que mas me gustó de toda la exposición, y a pesar de lo enamorados que estábamos los tres de esta pieza, subimos rápidamente al segundo piso para coger lo que nos había vendido como «visita interactiva en 3D». NUNCA pilléis esta opción. Es un audioguía en la que ves por unas gafas 3D las mismas piezas que tienes delante, sin más. Como visita virtual para ver desde tu casa, está bien, pero para ver por unas gafas las piezas que ya tienes delante, no tiene sentido ninguno. Si queréis pillar la audioguía normal, que hace el mismo servicio. Tras ver 3 de las piezas en exposición con estas gafas, las devolvimos y bajamos de nuevo a la primera planta para ver con detenimiento el famoso relieve de la tumba de Scaurus de Pompeya. Tras deleitarnos y compartir debate sobre lo que allí se representa, fuimos a la exposición  llamada gladiatormania, y que estaba enfocada para niños, cosa que siendo yo maestro, suscitaba enormemente mi interés. Se podían ver en ella desde maquetas realizadas con playmobiles, hasta piezas recreadas por Silvano Matessini, pasando por diferentes juegos con temática gladiatoria. Podéis ver en las imágenes ejemplos de estas tres variedades.

 

Tras una hora larga observando la exposición infantil (en la cual la vigilante de sala nos vino a avisar un par de veces de que era para niños jejejeje, pero a nosotros, que nos apasiona todo lo relacionado con los gladiadores, tanto nos daba para quien fuera), subimos de nuevo a la segunda planta, donde nos esperaba la cura a nuestro HYPE de los días anteriores.

Si el relieve del primer piso nos encogió el corazón de la emoción, todo lo del segundo piso fue un despliegue de emociones enorme. No supe muy bien como gestionarme al principio. Había demasiadas cosas y me gustaban todas. Es como un niño al que sueltan en una tienda de chuches con la frase «compra lo que quieras». De verdad, colapsé.

Sobrepuesto de la primera impresión, dimos un paseo tranquilo Tranche, Barriales y yo mismo, comentando todas las piezas, tanto la emoción que nos hacía verlas, como los detalles que cada uno veía, aportando su granito de arena y comentando su anecdotario al respecto. Juan desde todo lo que tuvo que crear para su novela, y como se imaginaba que había sido el momento previo y posterior al inmortalizado en la pieza que veíamos; Barriales desde su amplísimo conocimiento y magnífica memoria, comentaba todo lo que podía relacionarse y las teorías que había leído sobre cada detalle, y yo, desde mi humilde experiencia luchando, comentaba como yo me imaginaba que se había llegado a ese punto de la escena, o como se debería haber sentido en piel propia aquel momento. No sé a vosotros, pero a mi esta combinación, me pareció sublime y la disfruté enormemente.

Una vez este primer paseo, luego yo me aislé totalmente y me dediqué a fotografiarlo todo al detalle, y a grabar vídeos con diferentes cámaras y accesorios para que podáis disfrutar de todo lo que yo disfruté, aunque sea en la distancia. Seguramente no será el mejor video reportaje, ni las mejores fotografías, pero menos da una piedra, y seguiré aprendiendo y mejorando para hacer un buen formato de vídeo y sacar mejores fotos. Todo esto lo tendréis en los próximos días a vuestra disposición. Tan pronto como tenga tiempo de editar y descargar todo, os lo haré saber por las diferentes redes (hay mucho trabajo ahí metido).

Poner todas las fotos aquí sería un suicidio, pues tendría el mismo peso este post que el resto de la web, así que os pongo una muy pequeña selección, y os dejo el resto disponible en descarga. Podéis darle el uso que creáis conveniente, no me importa, como si es para vuestras propias publicaciones, eso si, siempre reconociendo y mencionando la autoría de las fotografías, en este caso «Lucius Spiculus Divulgación» y si es un medio digital, enlazando esta web «www.lucius-spiculus.com». El enlace para la descarga, lo tenéis pinchando aquí.

(PD: El post sigue después de las imágenes)

 

Pero a pesar de que la visita al Museo Arqueológico Nacional de Nápoles había terminado, no así nuestra estancia en Nápoles, a las que le quedaban unas horas, que aprovechamos para disfrutar de su gastronomía, comiendo pizza fritta, gelato y acompañándolo todo de un par de Spritz Aperol y, en mi caso, Chinoto Neri, un refresco italiano al que estoy muy enganchado.

 

Ya de vuelta en España, aprovechamos el paso por Madrid para hacer una visita a nuestro Museo Arqueológico Nacional, que gozaba de una exposición temporal sobre la cultura Geto-Dacia, en la cual también había un par de piezas sobre gladiadores. Tuvimos la suerte de que nuestro colaborador, pero también amigo Marco Almansa nos hizo de guía, junto con otro amigo Javier Fulgueira, que se nos unió tanto para esta visita express, como para la comida que pondría punto final a este viaje.

Sin duda, una experiencia inolvidable, y que tiene difícil superación, pero que sin duda intentaremos superar. Gracias a todos por leer hasta aquí, espero que os haya podido transmitir un poquito de la magia que hemos vivido los tres amigos que emprendimos este viaje.