8 de octubre de 2021: Por fin llegó el día que tanto ansiábamos desde Lucius Spiculus: el primer evento propiamente recreador. Parece mentira, pero un año y medio ha sido toda una eternidad, más aún recalcando el hecho de que nos lanzamos como proyecto 13 días antes del confinamiento. Vamos al lío.
El viaje comenzó el viernes, ciertamente, recordando precisamente, la primera lucha pública de Lucius, en la misma ciudad, otras 6 horas de nuevo, pero en esta ocasión con la suerte de compartir viaje con dos amigos: Paula y Darío. Lo que otras veces se me ha hecho un viaje eterno, en este caso, se me pasó volando (bueno, igual no tanto, pero sin duda, mucho mas ameno. Viajar solo es un tostón).
Al poco de llegar, sin darnos tiempo a cenar, nos dirigimos a una de las plazas de la ciudad (perdonadme, soy muy malo para los nombres), pues nos estrenábamos participando en un funus (funeral) celtíbero de nuestros queridos Luporum Celtiberiae Leukoni. Y me diréis, ¿pero Javi, que tiene que ver esto con la gladiatura?, pues muy fácil: el combate ritual. Ya os comentaba en uno de mis artículos que esto de luchar por/para los muertos, es el precedente de la gladiatura, y que es un rasgo común de muchas culturas que tenían o tuvieron contacto con el Mediterráneo. Así que allí nos plantamos para cruzar espadas en honor al difunto.
Tras la lucha y la despedida del público, tuvimos por fin ocasión de saludar a todos nuestros amigos como es debido, compartiendo las viandas que llegaron al lugar (que rico todo, ¡y qué hambre había!) en una suerte de celebración improvisada, o al menos, esa sensación me llevé yo. Y es que ver a buenos y viejos amigos, siempre es motivo para celebrar con lo que se tenga a mano. Más aún si cabe, si estamos viviendo el pistoletazo de salida a los eventos de recreación tras el parón por COVID.
No me perderé mucho en los detalles de esa noche, pues no interesan aquí, pero charlas largas se sucedieron, compartiendo alguna bebida, ensalzando lo expuesto en el anterior párrafo.
Llegamos al sábado, día que viví con mucha ilusión y nerviosismo, puesto que a pesar de hacer muchas más cosas durante el día, al final del mismo nos esperaba, ni más ni menos, el anfiteatro de Mérida para participar en un munus legitimum. Es decir, POR FIN, iba a luchar en un afiteatro patrio, espina que tenía clavada tras no poder asistir a la edición del Emérita Lúdica del 2019 (habiendo planeado ir en un principio) y haber estrenado anfiteatro italiano antes. No puedo describir la emoción que me recorría la piel durante la pompa previa, ni el orgullo propio que sentí al pisar aquella arena, saludando al público, justo antes de refugiarme en la especie de ergástula que había bajo las gradas. No tengo palabras suficientes.
Los combates se fueron sucediendo, y aunque hubo muchos gladiadores, quiero destacar en positivo 3 enfrentamientos de toda la jornada. El primero fue el de Caesus. Este combate fue especialmente emotivo para mi, pues participaba en él un amigo que hacía mucho tiempo que, por diversos motivos, no pisaba la arena, y yo sabía que le tenía ganas. Se había incorporado a Lucius hacía relativamente poco, y aunque estuvimos trabajando tanto el entrenamiento, como la filosofía que este proyecto tiene, no estaba seguro de si encajaría del todo. Este combate fue la mejor confirmación. Eso, junto la cara de satisfacción plena que lucía al terminar de luchar, me llenaron ya no solo de alegría, si no de orgullo.
También quiero destacar el combate de Scorpio vs Carnatus, tracio y murmillo respectivamente de Sagunto. Fue un combate que me sorprendió gratamente por la técnica y las ganas que se les veía a estos buenos mozos, para llevar el tiempo que llevan (ni un mes llevaban entrenando cuando pisaron la arena, por lo que ellos mismos me contaron entre las paredes del anfiteatro). Ciertos es que la gladiatura en este país tiene muchos adeptos, pero no todos (y es lógico) comparten mi filosofía al respecto. Ver que llega sangre nueva que escoge este camino, es sin duda gratificante.
Para terminar, obviamente, también destaco el combate donde tomé parte yo. No porque quiera destacar nada técnico o organizativo en concreto, si no por la emoción vivida. Era mi primera puesta en escena en un anfiteatro nacional, mi primera lucha en un evento de recreación como Lucius y, sin duda, iba a dar el todo por el todo, y creo que supe transmitir todo esto, gracias a la ayuda de mi compañero de arena Barbaricvs. Los minutos pasaron como segundos, y los golpes parecieron caricias (en el momento, luego los noté todos de golpe) debido a la emoción y la adrenalina vivida en el momento. Es cierto que ya había entrenado y combatido con anterioridad, tanto con Barbaricvs como con otros compañeros como Balkar, Caesus o Apulu, pero este momento fue especial, y salvando un evento en Italia en 2019 (a nivel técnico), creo que ha sido el mejor combate que he ofrecido en mi vida, no por ello significa bueno, pero sin duda la mejor experiencia propia hasta el momento. Tengo mucho que agradecer por haber podido llegar a ese instante y compartirlo con todas las personas que me rodearon ese día, y algunas que no pudieron estar. No tengo palabras de agradecimiento suficiente.
Pasando al domingo, pude tener por fin mi espacio para poner a prueba una charla divulgativa teatralizada que tenía en mente de hacía muchos años, pero que por unas razones y por otras, no había sido capaz de llevar a cabo antes. La idea, básicamente, era establecer un guión que contase el origen de la gladiatura y su evolución hasta el espectáculo que conocemos hoy en día, contando como funcionaba tras la reforma Augusta. Todo ello en el formato más breve posible y tocando todos los palos no muy profundamente, pero si lo suficiente para desmitificar esta lucha de la antigüedad y dar una idea general veraz para con la historia. El porqué de esto se basaba en dos premisas muy sencillas: casi nadie de los que asisten a estos eventos como público conoce a penas la gladiatura tal y como era (los mitos los conoces casi todos) y en general, el público mayoritario de estos eventos, no espera una hora de pie a que alguien termine de «soltarles la chapa». Para combatir esto, como ya he dicho, había de ser algo breve, conciso, esclarecedor y al mismo tiempo, dinámico.
¿Y cómo se consigue esto? En mi cabeza, tenía por seguro que si conseguía juntar a la suficiente gente como para montar una pequeña obra de teatro muda, donde un narrador que tuviese claros los conceptos, fuera soltando pinceladas de una manera informal y desenfadada, y usando un lenguaje asequible para no académicos, los objetivos planteados se conseguirían con facilidad. Personalmente, me llevé la impresión de que fue un éxito basándome en la afluencia de público y, más importante aún, la permanencia de este hasta el final de la charla. Los comentarios recibidos a posteriori, tanto in situ, como luego por redes sociales, me confirmaron esta sensación.
No quiero aquí dejar de agradecer a todos los colaboradores totalmente desinteresados, que me ayudaron a hacer esto posible, ya que sin ellos, la charla tal y como la tenía planeada hubiera sido imposible. Es algo que de verdad, no os imagináis lo agradecido que estoy de haber conseguido. El tener el cariño de tanta gente, y la voluntariedad de los mismos para, altruistamente, dejarse tiempo de su vida en ayudar a salir adelante el proyecto de Lucius Spiculus, el lo mejor, sin duda alguna, de todo lo que significa este proyecto. Le pese a quien le pese.
El lunes, después de descansar, tocó comer con los amigos extremeños a modo de despedida, y volver haciendo reflexión y valoración de todo lo vivido, pero sin duda, ha sido toda una experiencia que, por cierto, os dejo también resumida en formato vlog, donde podéis ver en vídeo todas las actividades en las que participé, así como un resumen de momentos vividos. Está en el canal de Youtube, y podéis verlo directamente pinchando aquí.
Como remate de este post, dejaros aquí puesto en imagen, el sencillo recuerdo (el busto de Augusto del MNAR) que gentilmente el ayuntamiento de Mérida nos dio a todos los participantes y que, por su carga sentimental por todo lo que este evento ha significado para mi, siempre tendrá un lugar especial en mi casa.