El pasado fin de semana, días 23 y 24 de abril se celebró la primera Feria de Recreación de Cacabelos, en la cual he tenido la suerte de poder participar al contar los organizadores con el proyecto como parte de su apuesta por esta primera edición.
La verdad es que me habían contactado ya hace meses, y por vicisitudes del Covid se fue postergando hasta darle forma en abril de 2022. La idea, desde un principio me pareció sublime, un espacio específico para que diversos grupos de recreación se diesen a conocer. Una suerte de Fitur enfocado a la recreación. Como todo, tuvo sus cosas buenas, y sus cosas mejorables. Hecha esta pequeña introducción, paso a narraros como se desarrolló según mi punto de vista, que no tiene por que ser el único ni verdadero, pero desde luego, si propio.
Arranqué el sábado muy temprano de mi casa para llegar a una hora prudente y montar un stand, que era, junto con una charla en el M.AR.CA. (Museo Arqueológico de Cacabelos), mi participación en la Feria. Nada más llegar me encontré con que pese a procurar ser madrugador, fui el último en llegar. Compromiso. Eso me gustaba y me daba buena espina. Poco tardé en terminar con mi puesto en el recinto ferial, puesto que se mezclaba la escaseza de material de exposición que tiene el proyecto (de momento) con mi bisoñez en el tema. Último en llegar, primero en terminar de montar, de hecho.
Fueron pasando las horas, con poca afluencia al recinto ferial, y llegó el momento del desfile y. En mi caso no participé, mi rodilla (recientemente operada) no me permite cargar demasiados pesos ni andar distancias largas, y por otro lado, debía de hacer las pruebas de ordenador, proyector y colocar todo lo relativo a la charla el en museo. Terminado el desfile, la gente fue llegando a la sala del museo. Me sorprendió que la gente que asistió, exceptuando a los conocidos personales, que estaban de sobra informados de la charla, no sabía de la misma, y estaba allí un poco «por accidente». Resulta que o bien habían seguido el desfile, y acabaron en aquella sala, o habían ido a visitar el museo y se tropezaron con la charla. Aunque en aquel momento no lo sabía, hubo un pequeño gran problema, que os detallaré al final, con la publicidad.
Independientemente de la asistencia (unas 10-12 personas), disfruté mucho la experiencia. No es la primera charla que doy, llevo años dándolas y he perdido la cuenta, pero hacía mucho (2 años largos) que no daba ninguna presencial, y era la primera para un museo (primera de muchas, espero). Dar ese pasito de calidad, sin duda es importante para mi. He de confesaros que estaba emocionado, y no poco. Cuando preparé la charla, me decidí a apostar por un formato breve y conciso, sin demasiados tecnicismos y en la que dominase la sencillez de la exposición, sin dejar de lado la rigurosidad. A vista pasada, creo que debería haberla hecho más larga, profundizando más en algunos aspectos. Una cosa que disfruté y me llenó de alegría, fue que al terminar la misma, los asistentes se mostraron muy participativos, haciendo preguntas variadas y muy interesantes sin duda. Normalmente, en este tipo de ponencias, hay muy pocas preguntas, y de detalles estrechamente relacionados con la charla, es la primera vez que me encuentro con un público tan sumamente curioso y con preguntas tan «distintas»(de nuevo espero que la primera de muchas).
Una vez rematada la charla, regresé al recinto, donde entre unas cosas y otras, ya estaban poniendo el cierre a la parte matutina, para dar paso a la comida. Otra sorpresa, ya que no me esperaba que los anfitriones nos preparasen un generoso guiso de carne de caza (me apasiona este tipo de comida). Luego de un par de horas de sobremesa, donde estrechamos lazos tanto con ya conocidos como con recién conocidos, se reabrieron las puertas del recinto ferial para la jornada de tarde. La verdad es que si por la mañana la gente había asistido a cuentagotas, no fue así por la tarde, que tuvo una asistencia bastante grande para el día que hacía (llovía bastante). Tuve el placer de gozar de visitantes muy curiosos en mi stand, que se interesaron mucho por la gladiatura, y una vez metidos en la charla, por la visión y filosofía del proyecto. Como no, y como siempre, los más pequeños miraban la panoplia con ojos curiosos a la par que tímidos, y gozaban cuando les proponía que se probasen la pieza más deseada por esas edades: el yelmo. Sinceramente, aunque el objetivo de Lucius Spiculus sea la divulgación y la lucha, ver las caras de felicidad de la muchachada, diría que es de lo más reconfortante que se puede llevar uno en este mundillo. Entre pitos y flautas, se pasó la tarde. La noche me la reservo, ya que poco interesa aquí, pero os diré que Cacabelos es un pueblo con una fama de buen anfitrión de sobra merecida.
Domingo amaneció con algo de mejor tiempo, pero de nuevo, el pequeño gran problema del que os hablaba al principio, hizo aparición. Apenas hubo afluencia de gente, aunque fue cuando más trípticos informativos y tarjetas de contacto fueron solicitadas, curiosamente. También fue cuando la mayor parte de la prensa local y comarcal apareció para hacer sus crónicas(1). Ya en las cercanías del mediodía, decidí ir recogiendo el puesto, ya que amenazaba lluvia, y guardar todo el el coche bajo ella se me hacía engorroso. Y acerté, ya que si hubiera recogido cuando tenía previsto en un principio, hubiera acabado calado. En el tiempo libre que me quedó entre recoger y comer, disfruté de nuevo de la maravillosa hospitalidad del pueblo y sus gentes, que me llevaron a conocer (reconocer, más bien), las buenas costumbres del vermouth local. Para terminar la jornada, los anfitriones volvieron a deleitarnos con la gastronomía local, donde destaco la empanada berciana, que debéis probar, sin duda, si alguna vez paráis en estas tierras. Este momento, el de la comida, fue donde aproveché para irme despidiendo de todas las personas que conocí, a los desde que aquí mando un cariñoso abrazo, y poner rumbo a mi propia casa.
Terminada la «crónica», me detendré un poco más en las luces y sombras, así como los agradecimientos más detallados. Quizá sea meterme en un pantano, pero no será el primero, y siempre he apostado por la política de transparencia total en mis comunicados. Las adulaciones o discursos queda bien nunca fueron conmigo, y son una máxima del proyecto. Al lío:
Personalmente creo que es una idea maravillosa, a la que espero que se puedan sumar más grupos en un futuro, personalmente, intentaré hacer las veces de embajador, si no es atribuirme demasiado, para futuras ocasiones, ya que creo firmemente en el potencial que tiene. Que esta feria pueda ser un referente, es factible con tiempo y buen trabajo, cosa que ya doy por segura, y la insistencia en dos detalles. El primero de estos detalles es una mejor publicidad. El pequeño gran error que os comentaba al principio de este texto, es que la publicidad (que por lo que yo llegué a saber, era responsabilidad del ayuntamiento) brilló por su ausencia (apareció durante el evento). La gente no sabía que pasaba en el pueblo, y al final funcionó más el boca a boca, que otra cosa. Esto es un hecho constatable por que la gran mayoría de la gente con la que hablé durante el evento, me comentaba que les gustaba el propio evento, pero que se habían topado con él, o por que se lo acababa de comentar alguien por la calle. Tanto en el recinto como en el museo, el discurso general era el mismo. El segundo de estos detalles, para mi, es ser más preciso en la nomenclatura del evento. No es una feria de recreación, es una feria de recreación Y fiesta de ambientación histórica. Siempre fui partidario de que ambos mundos pueden convivir y beneficiarse mutuamente, pero han de ser llamados por su nombre para no confundir a la gente.
Como no todo ha de ceñirse a aspectos mejorables, quiero destacar también lo positivo de estas jornadas. No es que sea la primera vez que lo haya visto, pero si es cierto que no es la mayoría de las veces: el compromiso y la capacidad de trabajo de los organizadores ha sido excelente. Salvo la publicidad que, como comento, parece no haber dependido de ellos, todo fue como la seda, y eso que era un pequeño grupo, pero siempre pendiente de que todo saliese bien y de las necesidades de los participantes, cosa que se agradece. Como ya he citado anteriormente, el buen trabajo es algo que doy por hecho de cara a futuras ediciones. Las instalaciones también son otro punto fuerte. Me comentaba la gente del pueblo, que es un recinto inaugurado hace años con mucha expectativa, pero que acabó por convertirse en un edificio fantasma, que apenas se usó en un par de ocasiones. Para un pueblo de unos 5.ooo habitantes, era enorme, y con un servicio de bar, regentado por Óscar y Sarai de manera excelente.
Para terminar, agradecer a Javi San Miguel el haber contado conmigo, a la asociación Castur Ventosa por todo su trabajo y a las demás asociaciones por el tiempo que compartieron con mi persona. También a todas las gentes de Cacabelos, por su magnifica acogida. Nos vemos en la próxima.
https://castroventosa2.blogspot.com/2022/04/nace-una-nueva-feria-en-cacabelos.html
https://www.lanuevacronica.com/cacabelos-trae-la-historia-al-presente-en-su-i-feria-de-la-recreacion