El transeúnte que pasaba por las vías principales de Pompeya se encontraba con las paredes de las casas y negocios llenas de grandes carteles pintados en rojo en letras mayúsculas que anunciaban los espectáculos del anfiteatro. A estos carteles, ejecutados por pintores profesionales, se les llama edicta munerum y contienen la información fundamental que los aficionados ansiaban conocer, al tiempo que suponían un eficaz instrumento de propaganda política. En Pompeya han aparecido más de 80, de los cuales una cuarta parte se refieren a juegos ofrecidos en localidades vecinas de la región de Campania, que publicitaban así sus espectáculos, buscando la máxima afluencia de público posible.
Fijémonos en uno de ellos, reproducido al comienzo de este artículo. En letras mucho más grandes que el resto figura el nombre del editor, el que paga el espectáculo, en caso genitivo: D(ecimi) LVCRETII. Curiosamente dentro de la C de LVCRETII aparece el nombre el profesional que pintó el cartel: Scr(ipsit) Celer “lo pintó Celer”, un especialista del que sabemos dónde vivía puesto que en su casa figuraba un pequeño cartel que decía: “Aquí vive Aemilius Celer”. El artista también firmó al margen poniendo su nombre y dejando claro que hizo su trabajo sing(ulus) ad lunam, solo y a la luz de la luna. Se ha inferido de este y otros datos que estos carteles podían realizarse de noche, bien en solitario, bien acompañado por un equipo de colaboradores, que podrían ocuparse de sostener la escalera o sujetar la linterna. El texto completo del cartel dice así:
“Veinte pares de gladiadores del sacerdote perpetuo (flamen) de Nerón César, hijo de Augusto, Decimus Lucretius Satrius Valens y diez pares de su hijo Decimus Lucretius Valens lucharán en Pompeya del 8 al 12 de abril. Habrá una cacería (venatio) de acuerdo con las normas establecidas y toldos” (CIL* IV, 3884).
La estructura de este tipo de carteles era muy similar, en este caso el principal editor es el sacerdote del culto imperial del emperador Nerón, una figura de gran prestigio en Pompeya. En otros figuran como promotores los magistrados locales de la colonia, que tenían la obligación legal de ofrecer juegos a sus conciudadanos con dinero público o poniendo algo, y en ocasiones todo, de su propio bolsillo. En ese último caso se dejaba bien claro en el cartel con la fórmula: sine impensa publica (sin gasto público; CIL* IV, 7991).
En el cartel que hemos tomado como ejemplo no se menciona la causa por la que se ofrece el espectáculo, pero sí en otros aparecidos en Pompeya como la inauguración de un altar o por la salud del emperador. En cuanto al número de gladiadores ofrecidos, 20 parejas era lo más común, pero se podía llegar a 40. Por otro lado había que especificar los días, normalmente de 1 a 4, y la fecha exacta. En Pompeya y las poblaciones aledañas se podían ofrecer a lo largo de todo el año, pero la época más habitual era la primavera, de marzo a junio, por la razón obvia de disfrutar de temperaturas más suaves. A veces en los programas figuraba que los juegos se darían sin posibilidad de aplazamiento (sine ulla dilatione; CIL* IV, 1180). Para hacer más cómoda la estancia de los espectadores los carteles incluían jugosos “extras” como la presencia de toldos (vela), que preservarían al público del sol, o las llamadas sparsiones, que consistían en rociar a los espectadores con agua y perfumes para refrescarlos.
En ocasiones los carteles mencionan espectáculos adicionales como las venationes, que eran luchas de animales entre sí o de hombres contra animales. En nuestro cartel modelo y en general aparecen al final, destacando primero los gladiadores, pero en los promocionados por Marcus Tullius se muestra la venatio como primer espectáculo, sin que sepamos con seguridad la razón (CIL* IV, 9979 y otros). En un programa que anuncia unos juegos en la vecina Cumas aparece también la atracción de condenados al suplicio de la cruz (cruciarii) (CIL* IV, 9983a) y en otro de Pozzuoli se prometen atletas, además de gladiadores y cacería (CIL IV*, 9970).
A veces eran los propios aficionados los que esgrafiaban con un objeto metálico las atracciones por venir como en este caso del anuncio de una venatio: “Aquí habrá un espectáculo de caza el 28 de agosto y Félix combatirá contra los osos” (CIL IV*, 1989).
Sin embargo, aparte de los datos generales de los edicta munerum, existían los programas de mano, que podían venderse con anterioridad o en mismo día de los juegos, y que consignaban la composición de las parejas y su orden de actuación. Como este tipo de documento, denominado libellus munerarius (librito del espectáculo), era de naturaleza frágil, usualmente papiro, de momento no ha llegado ninguno hasta nosotros, aunque sí tenemos dos ejemplos de programas de mano de espectáculos del circo (carreras de carros y shows intermedios) de época tardía. Para reconstruir cómo podría haber sido un libellus se piensa que un grafito de Pompeya hecho por un aficionado podría haber tenido uno de ellos como base (CIL* IV 2508). En el grafito en cuestión consta la fecha del espectáculo (12, 13, 14 y 15 de mayo) y la lista de al menos ocho combates con su resultado. En cada combate se especifican primero los dos tipos de gladiadores que se enfrentaron; luego vienen los nombres de los gladiadores, no siempre totalmente conservados, precedidos por una letra que indica el resultado del combate: V=V(icit), venció; M=M(issus), perdonado; P=P(eriit), murió. Ese dato no figuraría en los libelli, sino que el aficionado lo colocó a posteriori en el grafito. Tras el nombre del gladiador aparece a veces su escuela (neroniana o juliana). También se consigna, posiblemente, el número de combates realizados. Pongo aquí a modo de ejemplo cuatro de estas parejas que han conservado todos los datos:
Tracio-mirmilón
(Venció) Pugnax, de la escuela neroniana. 3 combates.
(Murió) Murranus, de la escuela neroniana. 3 combates.
Hoplómaco-tracio
(Venció) Cycnus, de la escuela juliana. 9 combates.
(Perdonado) Atticus, de la escuela juliana. 14 combates.
Esedarios
(Perdonado) P. Ostorius. 51 combates.
(Venció) Scylax, de la escuela juliana. 26 combates.
Tracio-mirmilón
(Murió) L. Fabius. 9 combates.
(Venció) Astus, de la escuela juliana. 14 combates.
Por la composición de las parejas y el resultado de los combates podemos imaginar las cábalas que los aficionados harían al leer los programas de mano. El primer combate se presenta muy igualado por la experiencia similar de ambos contrincantes. En el segundo esperaríamos la victoria del más veterano, pero no fue así. En el tercero sorprende el número de combates del esedario P. Ostorius, que le aseguraron el perdón del público. En el último se produjo el resultado más esperable.
Tras los espectáculos quizá los papiros con libelli se tiraban o bien se reciclaban para escribir por detrás. En cuanto a los grandes carteles de los edicta munerum, muchos permanecerían en su lugar para perpetuar la memoria del organizador y que nadie olvidara los fantásticos espectáculos ofrecidos al pueblo de Pompeya. De unos buenos juegos dependía el prestigio personal de su editor y su futuro político en la colonia.
NOTA:
*En esta ocasión, hemos prescindido de las notas a pie de página y hemos optado por incluirlas en el propio texto, ya que al ser todo referencias al Corpus Inscriptionum Latinarum (abreviando en CIL), creímos de mayor utilidad hacerlo así.
Imagen de cabecera: Pintada de anuncio de juegos de gladiadores (CIL IV, 3884). Fuente: CIL IV. http://amphi-theatrum.de/1636.html.