En el artículo de la semana pasada, Alfonso Mañas nos hablaba de los ligoteos en el anfiteatro, y es que tanto Plutarco1 como Ovidio2, nos dejan claras referencias a que ya no solo en el anfiteatro, si no en otros edicicios dedicados al ocio, como puede ser el circo, se aprovechaban para buscar pareja.
Como bien nos dice Alfonso3, esto parece ser algo que sucedió durante casi toda la vida de los espectáculos, si bien Augusto separó a las gradas por sexos, al final del siglo II volvían a darse estas escenas, como nos atestiguan fuentes de la época.
No terminan aquí las relaciones del amor y la gladiatura, si no que incluso Artemidoro4, al interpretar los sueños, relaciona directamente a estos luchadores con el ámbito del amor, dejándonos afirmaciones como esta:
“he constatado que, a menudo, un sueño semejante (lucha de gladiadores), predice el matrimonio con una mujer que e corresponde eventualmente con las armas empleadas con el rival con el cual el sujeto cree estar luchando”
Pero no todo en el anfiteatro es amor, si no que también hay cabida para el odio, aunque no fuera tan frecuente, las fuentes clásicas atestiguan varias trifulcas. Una ocurrida contra un tribuno de la plebe, por cierta tensión política que había por aquel entonces, nos la cuenta Macrobio5 al hablarnos de que en el 56 a.C el público lanzó piedras contra Publio Vatinio. Alguna mas de este tipo se sucedió, pero sobran dedos de una mano para contarlas, ya que se ejercía control sobre los desórdenes públicos. No obstante, hubo un incidente que destacó por su gravedad, y que es el objetivo de este artículo (hasta ahora solo estábamos preparando el terreno) que no fue ni más ni menos que los disturbios entre pompeyanos y nucerianos en el año 59 d.C., siendo estos la primera “tangana” entre espectadores que registró la historiografía6:
“[…]ocurrió una matanza entre los habitantes de Nocera y Pompeya, en el munus que se hacía por orden de Livineyo Régulo, aquel que, como dije, fue privado de la dignidad de senador. Porque provocándose estos dos pueblos uno a otro con injurias, por medio de la licencia que se suele tomar la plebe en semejantes concursos, llegaron primero a tirarse piedras, y después a empuñar las armas; prevaleciendo la parte de los pompeyanos, donde se hacía la fiesta. Fueron pues, llevados a Roma muchos de los nucerinos heridos y estropeados, donde llegaron otros llorando la muerte de sus hijos y de sus padres. Remitió el príncipe, el conocimiento de esta causa al Senado, se prohibió a los pompeyanos el hacer semejantes juegos por tiempo de diez años y se deshicieron los colegios que habían instituido contra las leyes. Livineyo Régulo y los otros movedores de la revuelta fueron castigados con destierro perpetuo.”
Como podemos observar en el pasaje de Tácito, no debió ser poca cosa, cuando ocasionó tantos muertos y la decisión de prohibir los juegos gladiatorios durante 10 años (aunque nunca llegó a cumplirse esta condena, quedándose en la mitad), y desterrar a los organizadores de tal espectáculo.
A parte de esta cita, también ha llegado a día de hoy un fresco que refleja este funesto día, y que es la imagen de cabecera del artículo. En este fresco, se ve como no solo había disturbios dentro del anfiteatro, si no también en las calles aledañas, con lo que seguramente se acabó extendiendo por buena parte de la ciudad, al igual que pasa hoy en día en partidos de fútbol donde se juntan aficiones especialmente violentas.
Estudios modernos7 nos reflejan que este disturbio seguramente estuviera planeado de antemano, o al menos que las aficiones iban ya predispuestos “a liarla”, por el mero hecho de que acudieron ese día al anfiteatro con armas, cosa que no era normal en la época.
NOTAS:
1Plutarco, Vidas Paralelas, Sila XXXV
2Ovidio, Ars Amatoria, I·99 – I·163 / III·395
3Mañas, A; (2018) Gladiadores: El gran espectáculo de Roma, Ariel Historia, Barcelona pp. 233-235
4Artemidoro, la interpretación de los sueños , II·32
5Macrobio, Saturnalia II·6·1
6Tácito Anales, XIV·17
7P.Castren (1983); Ordo Populusque Pompeianus, Roma p.111 [Visto en Mañas, A. (2011) Tesis Doctoral: Munera gladiatoria: origen del deporte espectáculo de masas. Universidad de Granada]
Imagen de cabecera: Fresco narrando los disturbios entre pompeyanos y nucerinos del 59 d.C. Fuente: wikimedia commons