“Según la tradición en el año 52-53 antes de cristo, se construyeron dos teatros móviles que, al unirse, formaban un anfiteatro. En el año 46 a.C. César mandó construir un anfiteatro fijo de madera.”

Así reza la introducción de uno de los planfletos informativos que se podían leer antes del covid sobre el anfiteatro de Mérida. Y no le falta razón, un anfiteatro viene a ser un doble teatro, que constaba de unas partes muy características:

-El hipogeo/fossa arenaria: zona subterránea a la que se le podían dar diferentes usos, desde almacenar decorado, hasta fieras e incluso gladiadores, hasta que llegase su momento de brillar en la arena. Incluso podría llenarse de agua para algunos espectáculos como podían ser las naumaquias. Este hueco se cubría con tablones de madera para que el público no pudiese ver lo que allí había/sucedía.

-La arena: Era el lugar donde se desenvolvían los espectáculos y que podría estar protegido de diversas maneras para salvaguardar al público (esencialmente de las fieras usadas en las venationes)

-La cavea: lo que hoy día conocemos con gradas, y que solían estar conformadas por una serie de pasillos abovedados, en los que se podía resguardar uno en caso de lluvia, y asientos. A ellas se accedía por las vomitoria, que no dejaban de ser lo que hoy llamaríamos puertas de acceso que traían al público desde el exterior, subiendo escaleras, a cada una de las zonas de las gradas. Solía haber un sistema de toldos (velarium), que daban sombra a esta cavea.

El de Mérida fue un anfiteatro que estuvo oculto hasta el año 18881, aunque hasta 1915 no se empezaría una excavación en condiciones2. Estas excavaciones pusieron a la luz un anfiteatro con unas medidas de poco más de 126 metros el eje mayor y casi 103 el menor, conformando la típica forma elíptica de estos edificios, siendo así un anfiteatro de dimensiones considerables. En análisis de los materiales que la conformaban, una mezcla de hormigón, granito, mampostería y ladrillo, hacen pensar que se economizó en gastos en el momento de su construcción y que su cronología podría ser bastante temprana3, aunque hay debate al respecto (que veremos un poco más adelante). En su cavea hay un total de 11 filas, la primera de ellas, elevada a 4 metros de la arena, estaba reservada para los magistrados, quedando las 10 restantes para el público general, dando un total de aforo de 15.000 almas. Entre estas filas, destacaban dos posiciones privilegiadas, dos tribunas, una en el lado oeste, para las personalidades mas importantes, y otra en el lado este, reservada para el editor o editores, los financiadores de los juegos. En ambas tribunas había un mensaje dedicado al emperador4. Para acceder a todas estas posiciones había un total de 16 entradas de acceso a estas gradas. Tiene este anfiteatro una peculiaridad, y es que en los laterales de la puerta triunphalis se encontraron dos pequeñas habitaciones, cuyo uso está a día de hoy sin determinar. La hipótesis mas común es que fueran salas para almacenar fieras, aunque también se baraja que pudiera ser una pequeña estancia de culto a Némesis5.

Comentábamos en el anterior párrafo que había debate sobre la fecha de su construcción, y así es. Aunque la hipótesis que parece más consolidada a día de hoy es que se construyó en el año 8 a.C.. Esta hipótesis se basa principalmente en las inscripciones de las tribunas en las que se reflejan los títulos del Pinceps Augusto, entendiendo que estas fueron inscritas por la inauguración del mismo, y aunque esto no fuera cierto, al menos, que si fue construido durante la época augustea. No obstante, otros académicos como Manuel Bendala Galán y Rosalía-María Duran Cabello6, sostienen que el anfiteatro es de época posterior debido a la variedad de materiales, la maduración de la técnica de construcción así como los problemas consecuencia de la limitación y ampliación de la muralla. Otros investigadores como Jimenez Hernández7, apoyando a los dos anteriores, fecha la construcción del mismo es posterior a la primera mitad del siglo primero, basándolo en una tumba que se encontró en el mismo estrato. Hay, sin embargo, excavaciones mas recientes que parecen apoyar que fue construido en época Flavia8.

Todo estas teorías parecen coger algo de sentido si tenemos en cuenta lo dicho por Menéndez Pidal9 en su obra, dónde aclara que el anfiteatro de Mérida fue modificado en varias ocasiones, pudiendo así ser construido originalmente en el año 8 antes de cristo, y poniendo añadidos años después. La propia Durán Cabello10, citada anteriormente, baraja la hipótesis de que las gradas fueran inicialmente construidas en madera, y remplazadas posteriormente por piedra, cosa que tiene bastante lógica si tenemos en cuenta que los teatros empezaron siendo construcciones temporales de madera que posteriormente se pasarían a construcciones fijas de piedra. Esto también encajaría con el estudio citado párrafos arriba, del Plan General De Ordenación Urbana y Plan Especial del Conjunto Histórico-Arqueológico, en el que se especificaba que la construcción en un inicio habría ahorrado en materiales durante su construcción.

El teatro tendría actividad propia de edicidios de su índole hasta finales del siglo V d.C. cuando dejó de dársele este uso, según algunos académicos11 debido a la entrada de la nueva religión, que aborrecía estos espectáculos, aunque es una teoría que hoy día parece obsoleta, apostando actualmente los académicos por la teoría combinada del encarecimiento de estos espectáculos12 y la desaparición paulatina del evergetismo en Hispania.

Sea como fuere, sin duda es un anfiteatro que merece mucho la pena visitar, junto a las piezas que se conservan en el Museo Nacional del Arte Romano, en la misma ciudad, como las inscripciones de las tribunas, o los frescos que decoraban el pórtico, uno de los cuales, acompaña la cabecera de esta publicación.


NOTAS:

1Excavación por iniciativa de P. maría Plano, que descubrió uno de los arcos donde antes había un campo de pasto.

2A cargo de D.J.R. Mélida y D.M Macías.

3Plan General De Ordenación Urbana y Plan Especial del Conjunto Histórico-Arqueológico, Catálogo de elementos protegidos, Tomo 5,Fichas de Patrimonio Arqueológico, Excmo. Ayuntamiento de Mérida, Nivel A6

4“El Emperador Augusto, hijo del Divino César, Pontífice Máximo, Cónsul por decimoprimera vez, Imperator por decimocuarta, ejerciendo la potestad tribunicia por decimosexta”

5A nivel de hipótesis personal, creo que el espacio para las fieras ya tendría su lugar en la fossa arenaria, y una vez estado allí y contemplado a donde daba el espacio, me encaja más con una celda donde rendirle culto a Némesis justo antes de salir a la arena, aunque quiero recalcar aquí, que esto es la opinión personal del que suscribe.

6Bendala Galán, M y Duran Cabello, R.M. (1992): El Anfiteatro de Augusta Emérita: rasgos arquitectónicos y problemática urbanística y cronología, El anfiteatro en la Hispania romana, Coloquio internacional de Mérida, 26-28 de noviembre de 1992 pp.247-265

7Jiménez Hernández, A. (2017): El anfiteatro romano de Carmona, Sevilla, 2017, 90.

8Mateos Cruz, P y Pizzo, A. (2011-2012) Los edificios de ocio y representación. El teatro y el anfiteatro de Augusta Emérita, Actas del congreso internacional 1910-2010. El yacimiento emeritense, Mérida, 2011-2012, pp.173-194.

9Menéndez- Pidal Álvarez, J. (1976). Algunas notas sobre la restauración y atención prestadas a los monumentos emeritenses, Augusta Emérita, 1976, pp.199-216.

10Durán Cabello, R.M. (2004a) El teatro y el anfiteatro de Augusta Emerita. Contribución al conocimiento histórico de la capital de Lusitania, Archaeopress, BAR International Series, Oxford 2004, pág. 1207.

11Como puede ser Blázquez (Blázquez, J.M.. (1961). Religiones en la España Antigua, Madrid, pág 275.)

12Como puede ser Mañas ( Mañas, A. (2018) Gladiadores el gran espectáculo de Roma, Ariel Historia, Madrid pp.387-413)


Imagen de cabecera: Fresco proveniente del pórtico del anfiteatro actualmente expuesto en el Museo Nacional del Arte Romano de la ciudad de Mérida, foto del autro.