Cada vez parece que me cuesta más escribir ciertos post, por lo mucho que tengo que digerir antes de poner palabras a lo vivido. Este es uno de ellos. No obstante, 10 días después, he encontrado el momento a sentarme calmadamente («calmadamente»), a escribir sobre el Emérita Lúdica de este año 2025.
Tremendo fin de semana. Creo que es un buen aforismo con el que empezar, y es que este año, el Emérita Lúdica ha dado para mucho. Nunca tuve tantos líos previos de gestión (cosa mía y de mi cabeza, que estaba a mil cosas distintas a parte del Emérita), cambios de última hora ni problemas logísticos, también de última hora, como este año. Tampoco nunca llegué tan tarde (llegué al hotel a las 4:30 de la madrugada del viernes para el sábado), tan cansado, ni llevé tantas actividades como este año (3 en concreto). Nunca estuve tan nervioso (por el espectáculo de gladiatura que llevaba y por un malentendido, por suerte solucionado, con mis queridos gladiadores emeritenses). Pero tampoco nunca salí tan realizado.
Pero empecemos por el principio. ¿Que aportó Lucius este año al evento recreador de Mérida? Tres actividades: Harpastum (siendo honestos, tan solo un par de jugadores y dos intrépidas reporteras de primera línea, dispuestas a jugarse el físico por un buen reportaje), gladiatura (el pase nocturno, enfocado más al rito funerario del que se origina la gladiatura, que a la gladiatura de masas en si, perfectamente ejecutada por nuestros compañeros de Ludus Antiquus), y Agón (es decir, deporte antiguo en formato pentatlón clásico). Visto esto, creo que una buena manera de proceder es narrar precisamente este trío por partes.
HARPASTUM:
Realmente poco sabemos del harpastum, más allá de que era un juego de pelota, bastante violento, practicado por las legiones. Podemos rascar algún detalle más, pero casi todo lo que supera esa efímera base, es interpretación/especulación. Indistintamente a ello, nuestros amigos Italianos de la Legio XI Harpastum de Roma, han puesto unas posibles bases de este juego y llevan varios años construyendo una Liga, que ya tiene su solera en suelo italiano, y que poco a poco parece que empieza a calar en España, tanto que ya es una de las actividades estrella de Mérida.
Aquí, en Lugo, conseguimos construir un equipo para el Natale di Roma de 2024, pero a pesar de intentar mantenerlo, se acabó desmoronando y quedando apenas un par de jugadores. Eso si, par de jugadores con muchas ganas de seguir. En Mérida, el equipo local de Harpastum lleva varios años en pie, si bien sin repetir apenas ningún jugador de un año para otro. Y es aquí donde se hace la magia al juntarse unos de aquí, otros de allí (Mérida, Madrid y Lugo) componen un equipo y se ponen enfrente a los italianos para un maravilloso y violento (en el buen sentido) partido de este deporte. Un par de lesiones leves en cada equipo, muchas risas y un estado de exaltación colectivo fue el resultado que acompañó al 11-8 del marcador (a favor de los italianos).
La magia de todo esto es que entre tres equipos incompletos, hemos conseguido un equipo nacional competo que promete seguir dando guerra bastante tiempo: Legio Hispana Harpastum. Tendréis noticias, seguro.
En lo personal me he llevado una satisfacción tremenda, primero por volver a jugar después de las lesiones que me lo impidieron el año pasado desde abril. Segundo por la alegría de ver un equipo completo que continua entrenando a pesar de la distancia geográfica, y tercero por conocer gente nueva amante de este deporte tan particular.
Si queréis ver el partido, aquí lo tenéis entero.

GLADIATURA:
El espectáculo «de lo fúnebre al espectáculo», valga la redundancia, de este año, es algo que lleva cociéndose mucho tiempo, probando poquito a poco diferentes fórmulas (de combate, de puesta en escena, de narración, de ambiente…) y que tuvo su versión de prueba final en Gilena el año pasado. También ocurre que, uno no cree en las casualidades, este año pude reunir a un elenco de personas cuya implicación en la lucha de ese día, era MUY personal. Y cuando implicas lo personal, se consigue comunicar muchísimo mejor.
Fueron 5 duelos, «breves», pues salvo el último, que no cronometré por estar yo dentro de un casco en ese momento, duró más de 5 minutos (que parecen pocos, pero nanai). Breves pero intensos, no solo mecánicamente, si no emocionalmente. Conseguimos realmente, un ambiente fúnebre, que fue increscendo desde el primer momento, hasta el último. Consiguiendo introducir cada vez más al público en nuestra dinámica, una que, me juego una mano, no estaba en los registros habituales del público.
Pero no solo es lo que se veía en la arena, si no lo que pasó bajo las gradas, el ritual personal de todos los combatientes, el silencio hermanador de los momentos previos, y la compañía respetuosa de amigos y familiares, de nuestra gente querida que allí se congregó. Y es que nuestra meta concreta para este espectáculo, y en general para el proyecto, es que lo que comunicamos trascienda el momento y el espacio, y se haga un hueco en el alma de todos los allí congregados. Es mucho asimilar, mucho pedir, pero desde luego, es la meta con la que estamos comprometidos y, este año, creo lo hemos conseguido. Para muestra, un botón, y es que en la tele, plataforma donde suelen dar un corte bastante festero a todo lo que se hace en recreación, nos han dedicado unas palabras que jamás pensé escuchar de los medios (podéis consultarlo en este enlace, a partir del minuto 4:35): » es algo que viven, apasionadamente, […] yo se lo decía a un amigo, como se puede llegar hasta esos extremos […] que se hacen daño, y le decía, extrapolalo a lo que somos los cofrades, los creyentes, y como somos capaces de meternos 6 o 7 horas debajo de un paso, los costaleros, que sufren, que padecen, que acaban con el cuello marcado, incluso ensangrentado…y lo haces con la pasión, con la fe que te mueve, pues esto es lo mismo. Personas que se involucran».
Nunca esperé recibir un elogio de una plataforma audiovisual que me tocara tanto. Gracias a quien pronunció esas palabras, por que has entendido la esencia a la perfección. Y gracias a todos los que allí luchasteis por poner algo tan sagrado para vosotros como la memoria de los antepasados. Ramón, Chover, Alex, Casillas, Juanma, Fernando, Iván y Álex. Gracias de corazón. Y no solo a ellos, si no a todos los que allí nos acompañasteis.

AGÓN:
Una vertiente de Lucius que a finales de este mes de Junio, cumplirá un año de su comienzo. Es aún un bebé, pero es una idea fuerte, tanto como la que dio origen a Lucius, comparte la misma chispa, aunque dará llamas distintas. Agón surge del concepto del deporte antiguo, ese que busca en el deporte el desarrollo de la persona y la utilidad máxima de esta para su comunidad. Si uno está sano, ejercitado, más salud para él, mayor beneficio para los suyos, mejor ciudadano de su pueblo. Este es un poco el concepto que pretendemos rescatar a raíz de nuestras competiciones. La sociedad moderna está inundada de «lo importante es participar» y lo único que esto hace, es arruinarnos como personas. La competitividad es algo bueno y no se debe limitar al simple hecho de participar, el error de aplaudir la mediocridad es un cáncer moderno, y Agón pretende combatirlo.
Poco a poco, vamos cogiendo más escenarios, y el público está en sintonía, por que no hay nada mejor que el ejemplo para inspirar, motivar, y sacar del dulce sueño de la comodidad a quien en él se ha dormido. Como dijo Sócrates en su día, que vergüenza para un hombre llegar a viejo sin haber visto de lo que su cuerpo es capaz.
Tenemos la suerte de contar con estupendos atletas (no en el sentido profesional de la palabra, si no en el clásico), que demuestran esto y más en cada una de las ediciones de Agón.

Como conclusión, ha sido una edición muy emotiva, con muchas sensaciones a vivir y a gestionar, desde las propias de cada uno de los espectáculos hasta las personales por lo vivido y la especial compañía de esta edición. Hay cosas que hemos pulido y mejorado, otras que nos anotamos para mejorar. Sea como sea, nos vamos con la sensación de cumplir con nuestra obligación para con nuestros ideales y principios de Lucius, Agón y Harpastum, y con muchas metas y retos personales en los que pensar e ir dando forma para el futuro.
Mérida, sin duda, es un lugar especial para nosotros, por todo lo narrado ya en varias ocasiones.
Cadere, Surgere.
