Todo sabemos a que se dedicaban los gladiadores principalmente: a entrenar en los ludus y a luchar en los anfiteatros, es obvio, pero…y si os dijese que los “oficios” de un gladiador podían ser bastante más diversos…¿qué os imaginaríais?. Bien, para que no sea necesario tirar de imaginación, hoy os traigo un pequeño artículo con varias citas que nos hablan de otras funciones que desempeñaros los gladiadores a lo largo de su historia. Empecemos:

La primera, y de la que ya os he hablado, es la de ser instructores de las legiones en el combate individual cuando, en el año 105 a.C. siendo Cónsul Cayo Mario, se aprueba una ley (Lex Rutilia Rufa) por la que se puede reclutar gladiadores como instructores de los nuevos reclutas1, ya que el ejército no era capaz de cubrir por sus propios medios esta . A mayores de ser instructores, también está demostrado por las fuentes clásicas que se les contemplaba como una fuerza militar propia: los gladiadores del Ludus Iulianus (propiedad de Julio César2) casi entran a formar parte de la Guerra Civil3, si no llega a ser por el miedo a consecuencias políticas y pérdida de apoyo popular, aunque en otros casos, si llegaron a entrar en combate como el batallón de gladiadores que partió desde Cyzicus en ayuda de Marco Antonio4 tras conocer la batalla de Actium,, los 2000 gladiadores que usó Otón5 en las guerras del año de los cuatro emperadores, o los “obsequentes” (a los que dediqué otro post) que reclutó Marco Aurelio para las guerras marcómanas6.

También se llegaron a usar como “pequeño” ejército privado, para fines personales. En este sentido ya conté la historia del aspirante a Obispo de Roma Damaso I (que al final alcanzó tal puesto), que para librarse de toda su competencia, contrató a una tropa de gladiadores y venatores para hacer una “limpieza”7.

Pero de todo esto ya os había hablado, era un repaso. Veamos a que otras cosas a parte de instructores y ejércitos privados conseguían como oficio los gladiadores cuando no estaban en la arena:

Una de las opciones más obvias, una vez obtenida la rudis, es seguir relacionado con la gladiatura, bien como summa o seconda rudis, es decir, árbitro. Esto, tal y como nos cuenta Mañas8, lleva asociado un prestigio social, ya que entraba a formar parte del colegium summae rudes de la ciudad en la que ejerciese. Si la vida le sonreía o si invertía sabia e inteligentemente sus ganancias de la vida como gladiador, podía acabar incluso como lanista, es decir, dueño de su propio ludus como fue el caso de Telephus9 de Pompeya (citado en una inscripción como instrumentum muneris), o el de Marcus Iulius Olympus10 de Arlés (citado como negotiator familiae gladiatoriae).

Otro de los usos, que políticamente se les dio mucho, era como guardaespaldas personales, punto que guarda relación con el primero de los comentados en este mismo artículo, ya que tendíamos que valorar a partir de que punto y número deja de ser un servicio de “guardaespaldas” para convertirse en un ejército “personal”, pero bueno, ese es otro debate, ahora os pondré ejemplos. En el año 14 d.C. un soldado dio un discurso en contra de Iulius Blaesus, por hacer este uso personal de unos gladiadores como escolta11. También Nerón hacía este uso personal de los gladiadores, como protectores de su persona12. Incluso el propio Julio César, como comentábamos al principio, tenía a sus propios gladiadores en Capua, de los cuales se especula que iba a hacer uso para entrar en Roma tras atravesar el Rubicón, pero que Pompeyo, inteligentemente, esparció antes de su llegada a la capital.

Dentro del uso personal que los políticos hacían de estos gladiadores, y a los que los gladiadores, obviamente se dedicaban, era como alborotadores o matones/asesinos a sueldo. En la conspiración Catilina del 63 a.C. varios gladiadores estaban implicados como matones13. Clodio, en el 57 a.C. llevó a cabo un motín de la mano de un grupo de gladiadores (propiedad de su hermano) que provocó muchos alborotos a las afueras Roma, para intentar tumbar la votación de una medida a la que se oponía frontalmente, por desgracia para él, esto provocó la reacción de uno de sus rivales Tito Anio Milón, que usando los mismos métodos (contratar gladiadores para fines personales) lo mató14.

Este tipo de acciones provocó la reacción del gobierno, que paulatinamente fue reduciendo por ley el número de gladiadores que una misma persona podía tener en propiedad o alquiler, llegando a prohibirse que los senadores pudieran tener a ninguno bajo su mandato15.


NOTAS:

1Valerio Maximo, Hechos y Dichos Memorables 2·3·2

2Suetonio, La vida de los 12 césares, César 10·2

3Julio César, De Bello Civili, 1·14·4

4Dión Casio, Historia de Roma, 61·7·2-5

5Tácitco, Historias, 2·1143

6Historia Augusta, Marco Aurelio XXI·6-8

7Geste Inter Liberium et Felicem, Traducido por Ramón Teja en “El cristianismo primitivo en la sociedad romana”, Editorial AKAL, 1990, pp.188 en adelante

8Mañas , A.(2018), Gladiadores: el gran espectáculo de Roma. Ariel Historia, p. 232.

9CIL IV 7991

10CIL XII 727

11Mañas, A, (2011), Munera Gladiatoria: El origen del deporte espectáculo de masas, Universidad de Granada. p.98

12Tácito, Annales, 13·25·3

13Cicerón, Catilinarias II·12

14Dión Casio, Historia Romana 39·7 y Cicerón, Pro Sestio 77-78

15Codex Theodosianus, 15·12·3


Imagen de cabecera: Un gladiador abandona el ludus tras ganarse la libertad (Gannicus de la serie Spartacus:Gods of the arena)  Fuente: Fandom.com