Hoy os traigo el primer reportaje del proyecto, coincidiendo con el primer evento, realizado el pasado día 5 de junio, en el que participa Lucius Spiculus, que ya iba siendo hora. No es una novedad que el coronavirus ha retrasado este hecho, pero lo importante es que finalmente ha llegado, y no podía ser de mejor manera: apoyando la presentación del libro de mi gran amigo (y culpable en gran parte de la creación de este proyecto) Juan Tranche: Spiculus, dos amigos enfrentados a muerte en la Roma de Nerón.
Me ceñiré a narrar primero los hechos tal cual acontecieron y dejar las sensaciones/valoraciones personales para el final.
El viaje de Lucius Spiculus hacia su primer evento comenzó el viernes 4, haciendo 6 horas de carretera en total, con una parada en Astorga para ver al evergeta y amigo Fernando Barriales con el que conversé brevemente sobre la ilusión y espectativas creadas por tal evento. Hacia las 10 de la noche llegué a Mérida, donde me esperaban otros dos grandes amigos, Jose y Merce, que me acogieron en su casa.
Tras dormir un tanto inquieto de la emoción de por fin volver a recrear, y hacerlo por primera vez con Lucius y nada menos que para apoyar a un gran amigo, nos encaminamos todos los participantes del evento, desde distintos puntos hacia la librería «La Selva Dentro», lugar de encuentro de todos, y donde nos esperaba el que montó todo este lío y al que le estoy muy agradecido: Mario Quintana. Un montón de reencuentros de amigos, risas, buenas palabras y recuerdos de la última vez que nos habíamos visto y de la última recreación que nos juntó.
Tras un poco de charla y equiparnos, salimos hacia el lugar de la presentación, el templo de Diana, donde ya nos esperaba un montón de personas, cosa que no hizo más que animarnos. Nos tuvimos que enfrentar allí a un problema de espacio, que por suerte solucionamos fácil. Empezó todo con una presentación «mixta», donde Mario presentó el evento, José (uno de los recreadores, y de los de nivel) nos presentó a los gladiadores y Juan presentó su libro brevemente. Tras esta pequeña puesta en escena, Mario y Juan comenzaron su charla presentación, que el público esperaba con ganas y recibió con agrado. Al terminar esta, dio paso, de manera simultánea, la firma de libros y los combates de gladiadores.
Las opiniones de los allí presentes y el calor que recibimos del público durante nuestros combates no hizo más que sumar alegrías a todo lo que ya teníamos encima. Sin duda, por las reacciones del mismo, el público disfrutó del evento. Al terminar, como no, tocó la habitual sesión de fotos y una comida entre los participantes, todo ello, como no, con las oportunas medidas de seguridad.
Como anécdota, os diré que en el momento entre el fin de la presentación del libro y el comienzo de los combates, me entrevistaron para Canal Extremadura, y me cambiaron el apellido por «romaní», podéis ver el breve vídeo y artículo aquí.
Como reflexión personal, he de decir que este evento ha supuesto algo muy grande emocional y «profesionalmente». Y a partir de aquí, ya narrados los hechos, paso a comentar mi sentir personal sobre este día.
A nivel personal, como anticipaba al principio de este texto, me ha supuesto un grandísimo honor tener la oportunidad de apoyar a una persona de la calidad de Juan, en la presentación de su libro. Debido al Covid, no pudo estrenarse a lo grande en su día, y se que a él, personalmente, también le ha hecho ilusión combinar estar presentación con recreación gladiatoria. Dicho sea de paso, ver a todos mis amigos de Mérida, en especial a Jose, Merce, Guille y Juanma (no os celéis los demás), también me ha supuesto una alegría enorme. Mencionar también aquí, que he tenido la fortuita suerte de coincidir con Miriam, más conocida por «la loca de las piedras» en instagram, colaboradora del proyecto y que combina el ser una gran divulgadora con ser aún mejor persona.
A mayores de estas tremendas alegrías, el hecho de poder «estrenar» el proyecto como yo lo había ideado en un principio, es decir, recreando, me ha llenado el corazón de emoción. Llevaba desde septiembre de 2019 sin hacer algo que es una válvula de escape a los baches que la vida me pone, que en la pandemia, por desgracia, fueron unos cuantos, y el hacerlo por fin, y con este marco de fondo y así de bien rodeado, me ha curado por dentro. No solo eso, si no que me ha permitido (a mi y los demás recreadores con los que hablé de esto, coincidieron) ver por fin algo de luz en cuanto a los eventos, ver que se pueden llevar a cabo de una manera segura, y que se vuelve a confiar y apoyar la cultura, que tan de lado ha estado, y que el público lo demanda. Sin duda, es una gran noticia este tipo de acontecimientos.
En cuanto a la lucha, los que me habéis leído alguna vez o ya me conocéis de antes, sabéis que empecé este camino por una visión particular que tengo de la gladiatura, y el anhelo de conseguir llevarla a la práctica en España. Esa visión, que está de sobra explicada en las diferentes páginas de la web, viene a ser en resumen el luchar de la forma más real posible, evitando las coreografías y consiguiendo una intensidad y técnica que cautive al público hasta llevarlo a la catarsis. Pues este fin de semana, he comprobado que hay más gente de la que pensaba que secunda esta idea a un nivel personal, y que la lleva a cabo. Los compañeros que compartieron arena conmigo, Juanma, Fran y Julián, lucharon con muy buena intensidad, y aunque fueron combates por asaltos, modalidad que quiero ir dejando atrás en algún momento, fueron de lo mejor que he conseguido vivir en carnes propias hasta ahora en suelo español, gracias chicos. Conseguir que alguien asuma el dolor y el riesgo como algo normal, y sea capaz de lanzar un golpe con intensidad y sin miedo, no es algo que sea fácil de conseguir, y que es base para andar el camino que me he propuesto, y para el que, obviamente, necesito compañía: muchas gracias por vuestro ofrecimiento, gladiadores.
Como no hay nada mejor que una muestra para ver de lo que hablo, os dejo un vídeo de los combates: