Puede parecer a simple vista que un legionario romano y un gladiador no tienen elementos en común más allá de que ambos usan armas, pero lo cierto es que a lo largo de la historia de Roma, han llegado a tener una relación muy estrecha por distintos motivos: económicos, políticos o sociales. En el presente artículo nos proponemos desarrollaros tres de estos momentos.

El primero de ellos acontece durante la República temprana, en tiempos de Cayo Mario. En el año 105 A.C. se aprueba una ley1 por la cual se permite a los gladiadores ejercer como instructores dentro de la legión. Esto se debe a que gracias a las reformas de Mario2, aumentaron los reclutas sin experiencia de armas, es decir, en necesidad de formarse en el arte del combate, puesto que el arrojo personal no era suficiente. Para suplir esta carencia y no tener que mezclar tropas veteranas con novatas, la solución fue contratar a gladiadores como instructores de combate para los nuevos legionarios, ya que eran los más idóneos por tener muy desarrollada y entrenada la técnica individual de combate (recordemos que entrenaban continuadamente, de hecho, la gran mayoría vivían en los ludus, lugar de entreno) . Buen reflejo de todo lo anterior nos lo deja por escrito Valerio Máximo3:

Hemos escuchado algo que no ha ocurrido nunca antes en el ejército bajo el mando de generales. Para entrenar mejor a sus soldados en el manejo de las armas, el consul Publio Rutilio llamó a los instructores de la escuela de gladiadores de Gayo Aurelio Scaur. De esta manera nuestras legiones han aprendido más y mejores técnicas de ataque y defensa. Me parece correcto. El coraje no es suficiente: debe ser complementado con mejor técnica. Aquellos que luchan en la arena, precisamente por su profesión, son expertos en el combate cuerpo a cuerpo.

Aunque Valerio Máximo lo pinta como novedad, lo cierto es que previamente (65 años antes) Livio4 comenta que ciertos militares ya adaptaban estrategias que veían en los juegos a la guerra:

Algunos jóvenes romanos adaptaron lo visto en los juegos a las necesidades de la guerra y de este modo llegaron a la base de la muralla.

Otro de esos momentos (de muchos) que nos ha dado la historia de estrecha relación entre legión y gladiadores, se da durante el año de los 4 emperadores5. En el momento en el que Otón había derrotado ya a Galba, tuvo que enfrentarse en poco tiempo contra Vitelio. Otón, confiado, empezó a movilizar a sus tropas desde distintas partes del imperio, incluida una partida de 2000 gladiadores llegados desde Roma. Estos gladiadores tuvieron un papel protagonista en una suerte de escaramuza que se dio entre las tropas de Otón y Vitelio en el río Po, muy cerca de la ciudad de Cremona. Tácito nos cuenta sobre este episodio que los gladiadores eran un soporte indigno6, pero que en épocas de necesidad (guerras civiles principalmente) hasta el más conservador y estricto de los generales los había usado. También en el mismo texto, un poco más adelante7 nos habla de como se desenvolvió la batalla y de como los gladiadores se vieron forzados a luchar en paupérrimas condiciones sobre botes inestables luchando contra tropas germanas que tenían los pies en tierra firme, usados como carne de cañón en una escaramuza.

El tercer episodio que os quería comentar, es el uso de gladiadores durante las guerras marcómanas, bajo el mando del emperador Marco Aurelio. En esta ocasión, el ejército (y la población romana en general) había sido diezmado por una enfermedad (la peste Atonina o de Galeno), y como remedio para tener tropas suficientes para guerrear contra los marcómanos, Marco Aurelio estableció una campaña de reclutamiento sin precedentes en la cual admitía a todo el mundo: vagabundos, delincuentes y, como no, gladiadores. De hecho la tropa de gladiadores reclutada por el emperador, se le conocía como los “obsequentes”. Aquí no me voy a explayar mucho, ya que hay un artículo previo en el blog hablando de este caso en específico, y que podéis leer aquí.

No quisiera extenderme mucho más, para cumplir con la premisa de artículos breves y de lectura ligera (aunque siempre con el máximo rigor), mas me resulta imposible cerrar este artículo sin al menos mencionar algunos episodios más de relación entre gladiadores y ejército, para aquel que no se haya saciado y tenga sed de más, pueda buscar por su cuenta:

– En “De bello Africo”8, se nos habla de la ciudad de Thysdra, en la cual hay una guarnición de gladiadores al mando de Considius.

-Dión Casio9, nos cuenta que Marco Antonio tenía una tropa de gladiadores extremadamente leales. De todos es sabido que Marco Antonio confiaba ciegamente en la victoria en Actium, y había preparado unos juegos para la victoria. Los gladiadores que participaban, se estaban entrenando en Cyzicus, y al oír del resultado de la batalla, rápidamente marcharon hacia Egipto para ayudar a su líder. Se enfrentaron a cuantos enemigos se les cruzaron en el camino, derrotándolos en varias ocasiones, hasta que se vieron rodeados. Ni en estas circunstancias, y habiéndoles echo propuestas de rendición honorables, aceptaron rendirse.

– El propio Julio César aglutinó en el Ludus de Capua a una buena cantidad de gladiadores para poder tener un ejército privado a sus órdenes. Y esto nos lo cuenta Suetonio10. También el propio Julio César11, nos cuenta lo curioso de que todos estos gladiadores que había acumulado en su ludus, casi se vuelven en su contra durante la Guerra Civil, ya que el cónsul Lucio Cornelio Léntulo (aliado de Pompeyo), les prometió a estos gladiadores la libertad si luchaban para su bando. No obstante, en el último momento, cedió a las presiones de los que le decían que ese acto podría condenarlo públicamente y no usó este recurso contra César, si no que los usó para vigilar esclavos en la zona Campana.


Notas:

1Lex Rutilia Rufa

2Por las cuales ciudadanos sin propiedades podían entrar a formar parte del ejército, cosa antaño imposible salvo para los velites.

3Valerio Maximo, Hechos y Dichos Memorables 2·3·2

4Tito Livio, Historia de Roma 44·9·

5Tras el suicidio de Nerón, hubo un año de crisis donde 4 hombres se disputaron el puesto de Prínceps (mal llamado emperador) con una serie de guerras civiles: Galba contra Otón, luego Otón contra Vitelio y para finalizar Vitelio contra Vespasiano, que se quedaría con el poder.

6Tácitco, Historias, 2·11·5

7Tácito, Historias 2·23/34/35/43

8Bello Africo 76·1

9Dión Casio, Historia de Roma, 61·7·2-5

10Suetonio, La vida de los 12 césares, César 10·2

11Julio César, De Bello Civili, 1·14·4


Para saber más sobre el contexto de las situaciones comentadas, puedes ver el vídeo del proyecto hablando sobre el tema pinchando aquí.


Imagen de cabecera diseñada por Borja Mirón.