Todos conocemos la película “Gladiator” y como el emperador Cómodo, en medio de una lucha de gladiadores en el gran Coliseo, perdona o condena al gladiador caído con el gesto del pulgar hacia arriba o hacia abajo respectivamente.

Pero, siento deciros, que esto es una mentira más grande que el propio Coliseo. Entonces… ¿de dónde viene esta creencia?

La culpa la tiene la obra de Jean-Léon Gérôme, “Pollice Verso” (pulgar girado o pulgar hacia abajo), y su mala interpretación.

La escena es impresionante. Varios gladiadores están sobre la arena, derrotados, no sabemos si alguno más muerto que vivo. En pie, un enorme murmillo (eran como armarios empotraos) pisa a otro gladiador, un retiario (por el tridente que está a su lado), mira al emperador, esperando su veredicto, mientras el público pide la “condena” del vencido, usando el dedo pulgar hacia abajo. Parece ser que aquí está el error, pues a día de hoy no tenemos nada que nos indique que así fue, solo un «con el pulgar girado» en referencia a esta decisión (puedes leer más aquí).

Pero dejemos estas interceptaciones a los expertos (al César, lo que es del César) y, como historiadora del arte, me centro en el cuadro en sí.

Estoy segura que una de las cosas que más choca de esta obra es el colorido del edificio. Y es que tanto en Egipto, como en Grecia como en Roma, los edificios estaban pintados de colores chillones, al igual que las esculturas, aunque hoy nos han llegado blanquitos como la leche.

Imaginad lo aluciflipante que sería la Roma antigua con esos pedazos de edificios de colores brillantes. Necesitaríamos unas gafas de sol para poder soportar tanto colorinchi.

El color rojo del muro que separa la arena del público podría estar en relación con la función del anfiteatro, donde había más sangre que en una matanza.

Ahora miremos el público. Casi podemos oír como grita a pleno pulmón la salvación o condena de los gladiadores (dependiendo de la preferencia o de la apuesta realizada) Gérôme, aunque comete más de una incorrección, si que es, más o menos fiel, en algunas cosillas, como la ubicación de los asistentes. Como todo en Roma, en los espectáculos también se seguía una jerarquía social. Las élites romanas se situaban más cerca de la arena, mientras que, cuanto más abajo en la escala social estuvieras, más arriba te sentabas. Por no hablar de las mujeres, que aunque aquí aparece alguna que otra en primer término, parece ser que se sentarían en el gallinero, a excepción de las vestales. Y, por supuesto, la sombrita para los ricos y el solazo abrasador para la plebe, como bien representa Gérôme. Una última cosa para saber si tenías una buena cantidad de sestercios en tu poder era la ropa. Las túnicas blanquitas y relucientes las vestían los ricachones, mientras que el resto del pueblo usaban una vestimenta menos glamourosa.

La escena se divide en dos partes, la zona de arriba la ocupa el bullicioso público y la de abajo la arena, con los gladiadores.

Aunque vemos a cuatro gladiadores, nos interesan dos: el murmillo y el retiario.

¿Cómo sabemos quién es quién? Pues por su vestimenta. En pie, el todopoderoso murmillo, con su casco de borde amplios con una alta cresta que recuerda a la aleta de un pez. Solían vestir subligaculum (esa suerte de calzón), balteus (cinturón), una ocrea (especie de espinillera en su pierna izquierda)  y una manica (protección) en el brazo derecho. Para luchar, usaban un escudo parecido al de las legiones romanas y un gladius (espada)

El pobre vencido, al que el murmillo pisa como si fuese una cucaracha, es un retiario, reconocible por su subligaculum, por llevar el brazo izquierdo cubierto por una manica pero, sobre todo, por usar una red y un tridente para defenderse.

Pero, como ya he dicho antes, Gérôme pinta varias incorrecciones, como el escudo que sujeta el murmillo, que no es el que en realidad usaba.

Dejando a un lado la veracidad o no de lo representado, es una obra maravillosa. El autor usa una gama de colores muy vivos, como el rojo de los muros o el dorado de los elementos del palco imperial, y un gran detallismo: la expresión en las caras del publico gritando, la tensa espera de los gladiadores, el sol que abrasa a la plebe, el detalle minucioso en las vestimentas tanto de los espectadores como de los gladiadores e, incluso, si nos fijamos en la arena, se ven los rayos de sol que se colarían por el velum que cubriría gran parte del edificio. Un auténtico virtuoso era este Gérôme.

Hay que tener en cuenta que esta obra se enmarca dentro de lo que se conoce como pintura de historia del s. XIX, género pictórico inspirado en hechos históricos.

Esta pintura está muy vinculada al ámbito oficial. Detrás de estas obras hay una clara finalidad didáctica, ideológica y propagandística que en muchas ocasiones encajan con el principio de patriotismo y culto a la heroicidad.

A través de la pintura, los gobernantes quieren mostrar el momento presente con escenas del pasado. La evolución de la pintura histórica viene desde el Neoclasicismo, con Jaques-Louis David, tendiendo la mayoría de sus autores una evolución hacia el Romanticismo a través de los temas, la pincelada y cierto gusto por lo sangriento, además del hecho de que el color va ganando espacio al dibujo.

Como buen exponente de esta corriente, de los pinceles de Gérôme salieron numerosas obras de inspiración clásica, transformando la Historia en espectáculo y haciendo partícipe al espectador de lo que en ellas sucede. Cierto es que el artista se documentó bastante bien para realizar sus composiciones, pero, como he dicho antes, la pintura de historia se inspiraba en los hechos, por lo que no tenía que ser fiel. Como ocurre ahora en el cine, con esas pelis basadas en hechos reales y en las que su parecido con la realidad la mayoría de las veces es pura coincidencia.

Aún así, la obra de Gérôme y de otros grandes autores de la pintura de historia nos acerca, de una manera un tanto idealizada, a diferentes acontecimientos de nuestro pasado. 


Para saber más :

BAZÁN DE HUERTAS, MOISÉS: Arte neoclásico y del Siglo XIX en España. 3º de Historia del Arte. Curso 2009/2010. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Extremadura.

DE LA PEÑA GÓMEZ, Mª PILAR; Manual básico de Historia del Arte. Colección manuales UEX. Cáceres, 2008. Universidad de Extremadura


Imagen de cabecera: Pollice Verso de Jean-Léon Gérôme